Los sistemas de refrigeración industrial utilizan gases que pueden ser tóxicos, inflamables o desplazar el oxígeno. Además de afectar a la salud de las personas, también producen riesgos para el medio ambiente.
Por lo tanto, para cumplir con los requisitos de seguridad y medioambientales se han reforzado los reglamentos europeos haciendo que la detección de fugas sea obligatoria en la mayoría de las instalaciones.
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